LA VISIÓN
El observador está permanentemente. Escenográficamente, la contemplación desde el lugar del observador la situamos por encima del plano del sujeto y desplazado de él. Esta es una gentileza (la del mirador) para conseguir una falsa lectura de la totalidad del sujeto, desde el primer plano al horizonte. La lectura verdadera, y con posibilidades de no ser nada subjetivada, es realizar la esencia del paisaje, más allá de las formas, de los sentidos y la interpretación.
Gentileza también para situarnos en el espejo de la realidad que muestra un sujeto siempre en movimiento; la temporalidad y el cambio. También, desde el mismo punto de observación, aceptamos nuestra aparente parcialidad y la teatralidad contemplando alegorías del mito, atmósferas místicas, horizontes diversos. Tantas verdades como mentes.
Las maestrías que lo instruyen utilizan el método progresivo creando trayectos, sugestiones, atmósferas de conocimiento vs ignorancia. De la oscuridad a la luz.
Antiguamente el horizonte se entendía como límite que evocaba los del hombre y a la vez la posibilidad secreta de trascenderlos. El horizonte es aquel lugar irreal que nunca se logra. Una convención en el espacio y el tiempo que convive entre nosotros con normalidad a pesar de ser intangible. Una metafísica asumida.
En las viejas cartografías, las cordilleras y los ríos han definido los límites geopolíticos naturales, las fronteras naturales. Horizontes políticos y palpables que tanto gustan al razonamiento. El pensamiento, la mente, tiene sus cordilleras y sus ríos donde delimitan con el silencio. ¿Qué es lo que hay entre pensamiento y pensamiento?
¿Quién no ha mirado atentamente el infinito hasta dejarlo de «ver”, abducido por un estado donde los pensamientos se disipan? Entrar en el vértigo del horizonte; en la infinitud, bisagra donde se abre un calidoscopio de horizontes. El abanico de la diversidad de aparentes límites disipados en una abstracción única, de fuera a dentro.
Cada horizonte mantiene sus dualidades y te lleva a sobrepasarlas. Porque horizonte no es tan solo la línea de la cresta o la del fondo al mar, no es la ligera curvatura terrenal. Horizonte no es solamente donde se funden el cielo y la tierra, los pensamientos y el silencio, el límite y el más allá. El horizonte se encuentra en el más íntimo corazón de cada uno.